Ilusión de viajar…

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La alegria de viajar. De pequeña nunca viaje. Mi familia no tenia las posibilidades, siendo una familia de ocho personas difícilmente con el sueldo de mi padre hubiese sido posible. Si recuerdo lo mas cercano a un viaje. Papi rento una casa de playa, fue una semana de vacaciones. Eso si fue un viaje lindo que ilusión! Vivíamos en el campo toda la vida, y papi nos llevo a la playa. Para entonces tenia unos doce o trece años. Recuerdo las olas del mar azotando contra los muros de la casa, estaba ahi mismo, justo a orilla del mar. De hecho esa casa desapareció, el mar reclamo su espacio.

Hice un viaje, no fue el primero, sino uno de muchos. Gracias a que he tenido la dicha de poder viajar. Sin embargo este si fue muy especial para mi. Tanto que recordé esa ilusión, ese sentimiento de entonces cuando fuimos a la playa con papi. Los días previos al viaje me invadió esa emoción, esos nervios, como en aquella ocasión que fui a la playa con mi familia. Solo que esta vez iba sola. Me entraron muchas dudas. Eran muchos días, me preocupaba, estar segura, no enfermarme, trasladarme, conseguir hospedajes decentes… Dependía solo de mi misma, y eso me tenia nerviosa. Casi no podia creer que por fin iba a cumplir mi deseo de viajar sola, y a mi lugar favorito, Rio de Janeiro, Brasil.

Tan pronto llegue al aeropuerto mis dudas y temores fueron sustituidos por un estado de alerta. No podia llegar tarde, no me podia equivocar de “gate’, tenia que estar pendiente de mis documentos, de mi equipaje, abordar a tiempo, en fin no hay tiempo para dudas. Nos vamos a la aventura!

Y que aventura! Mi viaje a Rio de Janeiro completamente sola por cerca de un mes fue todo y mas de lo que desee. No fue mi primera vez en Rio, sin embargo estando sola me hizo vivirlo como si lo fuera. Tener la soledad como compañera te da la oportunidad de caminar a tu paso. Detenerte, admirar, respirar los ambientes, gozarte la ciudad.

Y para gozar nada como la ciudad Maravillosa de Rio de Janeiro. Si, Rio de Janeiro es una ciudad muy turística, sin embargo, tiene una esencia tan propia y unica que nunca te dejará indiferente.

Y es así que me fui a la samba, al bullicio, a las playas, a las rodas de Samba, a comer rico, a saborear esas caipiriñas, a conversar en “portuñol” con los locales, a conversar en ingles, en español. A dormir en camas pequeñas, y albergues ruidosos. A caminar, entre comercios, y entre gente en las aceras, a guiarme por mi instinto y dar tres vueltas a la manzana por mi cero sentido de orientación. A reírme sola, a reírme de mi misma.

Y regresar llena de mi, feliz conmigo misma, regresar mas decidida que nunca a no claudicar en mi pasión por los viajes. Regreso enamorada de mi, de mis gustos, de mi forma de manejarme en la vida. Regreso agradecida con la vida que me brinda el privilegio de poder viajar. Ilusionada con lo que vendrá, ilusionada con volverme a irme, ilusionada como cuando nos fuimos a la playa con papi.

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